Hubo un tiempo en que las bestias eran dioses y los humanos convivían con ellos, pero la ambición de los últimos resultó en la extinción de aquello en lo que creían, los humanos olvidamos que el espíritu del bosque nos protegía y el espíritu nos olvidó de igual manera... ahora, en este tiempo nos lamentamos de las "tragedias de la naturaleza" cuando hemos olvidado que todo es nuestro error, nuestra consecuencia.
La historia e ideología japonesas nos hace mención de espíritus y demonios del bosque, los kodamas, pequeños espíritus, almas de los arboles que protegen el gran bosque donde habita el gran alce con cara de humano, el gran espíritu del bosque, que murió y revivió el bosque que fue deshecho por los humanos y reabasteció la tierra con su alma.
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