Morir de amor.

Dicen que en el amar, se entrega el alma, mente y cuerpo, pero no es así, se entrega la vida misma, días, noches, emociones, sentimientos, el corazón.

No metafóricamente, sino literal, pues al momento del quiebre de la relación, tu cuerpo, alma, mente y corazón duelen, pues entregas la mitad de tu ser, sin saberlo, sin quererlo, ciegamente, pero con el pleno gusto de hacerlo, aún sin saber si la otra persona entrega lo mismo, solo por el mero presentimiento, solo confias.

Eso es morir de amor, morir desde el primer beso, el primer abrazo, sin saberlo, aunque deseandolo, porque no hay muerte mejor que la del amor, la única por la que vale la pena morir.